El último encontronazo del Clásico ha puesto otra vez en el centro de la diana a Jose Mourinho. El técnico luso aprovechó la tangana que se formó en el descuento del partido para meter un dedo en el ojo de Tito Vilanova. Una acción que en medio de la multitudinaria pelea pasó desapercibida, pero que tras el partido propició una lluvia de críticas contra él.
"Mourinho es una lacra para el fútbol español", "La imagen que da el Madrid es patética" o "Mourinho está destrozando el fútbol español" son algunas de las frases que se han escuchado desde que Fernández Borbalán decretara el final del encuentro. Sus declaraciones en rueda de prensa, en la que Mourinho dijo no conocer a 'Pito' Vilanova, tampoco hicieron ningún favor.
En Barcelona ya no se critica tanto el comportamiento de Mourinho como la actitud de sus jugadores, auspiciada a su parecer por el técnico luso. "No creo que la culpa sea de los jugadores porque antes sí sabían ganar y perder. Recuerdo que cuando ganamos 2-6 en el Bernabéu no pasaba esto", aseguraba Piqué al término del encuentro.
El vicepresidente del área institucional del Barcelona, Carles Vilarrubí, personificó en Iker Casillas este cambio. "Ha pasado de ser un chico prudente a un alocado. Le han trastornado", dijo Vilarrubí sobre el capitán madridista quien, en su opinión, ha cambiado su semblante desde la llegada de Mou al Bernabéu.
La decisión del conjunto blanco de no quedarse en el césped del Camp Nou para la entrega del trofeo tampoco gustó en Barcelona, aunque ningún jugador quiso avivar esta parte de la polémica. "Si ellos no lo sienten, si no quieren quedarse durante la entrega del trofeo, no es problema nuestro", zanjó Guardiola.
Un recelo que viene de lejos
Desde que Mourinho dejara la Ciudad Condal en el verano del 2000 tras su etapa en el banquillo azulgrana como asistente de Bobby Robson, primero, y Louis Van Gaal, después, la relación del luso con la entidad azulgrana ha sido de todo menos amistosa.
El distanciamiento se puso de manifiesto por ambos bandos cuando Chelsea y Barcelona se enfrentaron en la Liga de Campeones. La dureza del conjunto inglés y las posteriores declaraciones de Mourinho encendieron los ánimos del público azulgrana, que desde entonces jamás ha perdonado al luso.
La semifinal de Champions hace dos temporadas frente al Inter hizo imposible cualquier reconciliación y su fichaje por el Real Madrid le situó como enemigo número uno del aficionado culé. Una posición en la que Mourinho se siente cómodo pero que en Barcelona ya no hace tanta gracia.
